Un piercing en la nariz, en el ombligo, los oídos, los labios, pero sobre todo en la lengua está muy solicitado por los jóvenes y adolescentes y es una marca de distinción y de pertenencia a la comunidad de los amantes de la perforación.
Pero lo que estos adolescentes y padres no saben es que existen muchos riesgos, especialmente para las personas que se perforan los labios y la lengua.
Durante años los médicos vienen advirtiendo el riesgo que tiene el ponerse un piercing por la gran cantidad de reacciones alérgicas a los metales (especialmente el níquel), sangrado frecuente, dificultad para tragar, inflamación de las encías y abscesos. Por no hablar de las infecciones que se propagan en el cuerpo.
Las infecciones más importantes pueden ser la hepatitis B, C, VIH y también la endocarditis bacteriana, una infección de la parte interna del corazón que si no se trata adecuadamente puede ser fatal.
Pero los dientes son las víctimas más frecuentes. Se estima que casi la mitad de aquellos que llevan este tipo de perforación, después de estar cuatro años utilizando un piercing se encuentran con serios problemas dentales.
Sin embargo, la formación de un diastema (espacio entre los incisivos) debido al hábito de algunos individuos al empujar el piercing entre los dientes frontales, está causando un verdadero problema de ortodoncia.
Investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, realizaron un estudio entre 58 jóvenes de unos 21 y 22 años. La mitad de ellos tenían el labio perforado.
El 41,4% de los sujetos con perforación presentaron problemas de retracción de las encías, mientras que sólo el 6,9% de los chicos sin perforación tenían el mismo problema. Durante más tiempo se tenga el piercing es más probable la aparición de estos problemas orales.
Este problema puede conducir a la sensibilidad dental que a menudo conduce a una mala higiene oral con las consecuencias obvias relacionadas.