Todo el mundo sabe que el tener una dieta nutritiva, sana y equilibrada nos ayuda a cuidar de nuestro cuerpo, pero también de nuestros dientes, ya que de esta forma se mantienen fuertes y sanos.
La fruta es una parte vital de ese régimen y para mí las fresas son la fruta por excelencia para esta época.
La pasión por las fresas es tan fuerte que el 86% de la gente se siente más relajado con sólo pensar en comer una, según una encuesta realizada por una universidad del Reino Unido. Sólo su olor distintivo es suficiente para evocar recuerdos felices. Este curioso estudio también mostró que el sonido ambiental tiene un impacto a la hora de mejorar el sabor de la fruta.
El ruido de un día de picnic, de la naturaleza o de niños jugando hace que las fresas sean aún más atractivas y afrutadas, que cuando las comemos en un entorno más ruidoso como en el bullicio de la ciudad o de la oficina.
Volviendo a la salud dental, la razón por la que las fresas son un gran aliado en nuestro cuidado bucal es gracias a su alto contenido en xylitol, un polialcohol que no metabolizan bien los microorganismos de nuestra boca, y atacan de forma eficaz a las bacterias que forman la placa dental.
El xylitol también tiene la característica de evitar la desmineralización de nuestros dientes producida por la disminución del pH dando como consecuencia el desgaste del esmalte, que hace que nuestros dientes sean vulnerables a la caries. Gracias a este componente, las fresas nos ayudan a fortalecer y mantener más limpio el esmalte.
Otra de las propiedades de las fresas que nos ayudan en materia de salud dental es su capacidad de estimular la circulación sanguínea de las encías, estabilizando las caries agudas y aportando vitalidad a nuestros dientes.
Por todo esto además de disfrutar de ellas por su aroma, su sabor y su frescura, debemos recordar que son un gran aliado para nuestra salud bucal y las de los nuestros.