El sarro es placa bacteriana que se endurece en la superficie de los dientes y que también se puede formar debajo de las encías e irritar así tejidos de las encías.
Si la placa bacteriana cuenta con un espacio más grande y más propicio para su crecimiento, esto podría conducir a problemas más graves, como la caries y la adición gengitiva. También puede ser un gran problema estético, puesto que al ser porosa, absorbe las manchas más fácilmente.
A diferencia de la placa que es una película incolora, el sarro es una formación mineral claramente visible, que se encuentra por encima del nivel de las encías. El signo más común son dientes de color marrón o amarillo en el área del margen gingival. Sólo el dentista puede diagnosticar y eliminar el sarro.
Para evitar este problema, habrá que realizar un cepillado correcto y 3 veces al día. Para esto, podemos ayudarnos de una pasta de dientes e hilo dental. Una vez que el sarro se haya formado en nuestros dientes, solamente un dentista eliminarlo. El proceso de eliminación de sarro se realiza con instrumentos especiales y esta acción es conocida como «raspado».
La placa bacteriana está formada por una capa de bacterias, saliva y restos de alimentos adheridos a la superficie de los dientes. Es la principal causa de la caries dental, gingivitis, la placa y la enfermedad periodontal.
Si la placa no se elimina diariamente con el cepillado y una limpieza adecuada, esta se endurece para formar sarro.
Todo el mundo tiene placa bacteriana y la razón de esto es porque las bacterias siempre están en nuestra boca. La placa provoca caries cuando los ácidos producidos por ella atacan a los dientes. Esto suele ocurrir después de las comidas.
El sufrimiento tras varios ataques de sarro y placa bacteriana puede hacer que el esmalte de los dientes se rompa, permitiendo así la formación de cavidades. Además, la placa acumulada puede causar gingivitis, periodontitis e incluso la pérdida de los dientes.
