Herramientas para la higiene bucal hay varias, pero no todos tienen la misma importancia. Su eficacia depende también de uso adecuado.
El cepillo de dientes es considerado la herramienta más importante para una buena higiene oral. Su tarea consiste en eliminar mecánicamente los restos de comida y de placa.
Para ser eficaz, debe tener características específicas:
1) un mango recto
2) un ahorro de espacio en la cabeza del cepillo de dientes, por lo que podemos llegar fácilmente a todas las áreas de la boca.
El tamaño de la cabeza no debe exceder la longitud de 26 mm. Las cerdas de la cabeza, agrupados en grupos separados, deben ser lo suficientemente suaves.
Tan pronto como las cerdas se deforman y pierden su integridad, debes cambiar el cepillo de dientes. Se llevaron a cabo estudios que demuestran que un nuevo cepillo de dientes elimina más placa que uno viejo, casi el doble. De hecho las cerdas con el uso se van quedando delgadas y curvas, perdiendo así su eficacia.
No esperes a que pasen más de «tres meses» para cambiar el cepillo de dientes, cuanto antes se cambie mucho mejor. No sólo por una cuestión funcional, sino también de la higiene.
Es importante que el cepillo después de su uso se coloque en posición vertical y en un área ventilada para permitir que las cerdas se sequen. La humedad podría favorecer el desarrollo de bacterias.
Los cepillos se clasifican en suaves, medios y duros, dependiendo del espesor de las cerdas.
Suave: Debajo de 0,18 mm de espesor
Medio: 0,18 a 0,21 mm de espesor
Duro: más de 0,21 mm de espesor. No es adecuado en caso de gingivitis, dientes sensibles o en presencia de retracción gingival.