Este tratamiento constan de una férula, una jeringa con agente blanqueador (generalmente un gel de peróxido de carbamida o de hidrógeno) y en algunos casos de una fuente lumínica para la fotoactivación del mismo.
Igualmente antes de utilizar cualquier producto que afecte a nuestros dientes debemos haber consultado con el odontólogo y habernos hecho una revisión completa de nuestra boca para que el blanqueamiento que nos realicemos no nos afecte de manera negativa.
Asimismo, los agentes blanqueadores pueden producir sensibilidad dental, por eso tenemos que seguir todos los consejos que nos de nuestro dentista y cumplir los tiempos que el tratamiento nos indique.
El odontólogo puede proporcionar al paciente una férula hecha a medida, que se ajustará perfectamente a los dientes y, consecuentemente, optimizará la aplicación del agente blanqueador.
Lo importante de este tratamiento es que el paciente tiene que ser constante y seguir aplicando el gel blanqueador durante varias semanas y saber que el primer paso para tener unos dientes blancos es tener una buena higiene, una salud bucal excelente y unos hábitos de vida que no conlleven mucho colorante en las comidas, evitar el tabaco, el té, café..
Sigue las indicaciones de tu odontólogo y veras los resultados en pocas sesiones.